La árida y desolada
del desierto junto a las playas, el mar, la altura cordillerana y los valles fértiles
brindan a la geografía norte de Chile una belleza cautivadora.
Cada uno de estos lugares y sus alrededores se luce por sus paisajes naturales, su historia y la rica cultura que se remonta a los tiempos precolombinos.
Cada uno de estos lugares y sus alrededores se luce por sus paisajes naturales, su historia y la rica cultura que se remonta a los tiempos precolombinos.
Los
parques y monumentos nacionales de Lauca, Isluga y el salar de Surire protegen
gran parte de la diversidad biológica de esta zona.
A la fantástica
topografía del Valle de la Luna y del desierto de Atacama, los géisers del
Tatio y las fuentes termales se suman valiosos patrimonios arqueológicos como
los geogliflos del cerro Pintado y los pucarás de Quitor y Lasana. Síntesis del
encuentro entre las costumbres paganas y las prácticas católicas es la fiesta
de la Virgen del Carmen en el pueblito de
Tirana, a 72 kilómetros al este de Iquique.
La
pasada explotación del guano y el salitre cedió su lugar a una importante
actividad minera, con las minas de cobre de Chuquicamata (Calama), y comercial,
representada por los puertos y la zona franca de Iquique.
El movimiento de las ciudades del litoral marítimo
contrasta con la tranquilidad de los pueblos de área desértica. En ellos se
pueden realizar tanto actividades de aventura y culturales como urbanas.
Además, cuentan con una excelente variedad de propuestas de alojamiento,
infraestructura y servicios pensados para los viajeros de todo el mundo.
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